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viernes, 30 de diciembre de 2011

Año nuevo, deseos renovados (con perdón).

Pues es lo que hay. Una vez más el calendario gregoriano, previsible cual si de un semáforo se tratara  o tratase, dice que el año se termina. 2011 ya va cuesta abajo, de nalgas y sin frenos y, para qué negarlo, un servidor se alegra profundamente de la acelerada caída y le desea que tanta paz lleve como descanso deja.   No corren buenos tiempos para la lírica en general y de la prosa en particular mejor ni hablamos, pero el caso es que estamos vivos que no es poca cosa (obsérvese el ingenioso artificio que hace rimar "prosa" y "cosa" de forma tan poco casual como gratuíta).

El año 2011 "después de la era" según los historiadores progres, "después de los dolores " según los afectos a Chiquito de la Calzada o "después de Cristo" según la Conferencia Episcopal, lo mismo da que da lo mismo,   ha sido un completo desastre para el común de los mortales ibéricos. Paro,  deudas acrecentadas, y en definitiva  otras hierbas de dudosa moral y peor catadura ética le han pegado un muerdo tal en las partes pudendas  a la humanidad en general que no se sabe bien a qué carta jugar.  Esto es así  y más de 5 millones de compatriotas de los más diversos palos políticos y sociales pueden atestigüarlo.  (Obsérvese lo hermosote que es el verbo "atestigüar", con su diéresis, su canesú y su vestidito azul).  En fin, el caso es observar que, de momento, ¡MIREN USTEDES!  es gratis.

 Así de prosaico está el tema.

Y ese tema que nos ocupa es que enfocamos un año con muy mala pinta, con lo cual eso de desear un buen año puede convertirse en un ejercicio de demagogia de los que hacen época, en un alarde de mala baba de los que marcan tendencia, o bien en un  ejercicio de buena voluntad de los que hacen historia. Como no lo tengo del todo claro voy a optar por lo de  la buena voluntad y desear a todos mis compatriotas del mundo mundial un feliz año 2012 tan lleno de éxitos y amagos de supervivencia como sea posible.

Y puestos a poner las cartas boca arriba por aquello de jugar limpiamente, les deseo también que las cosas sigan su curso al menos con la mínima decencia exigible y al margen de partidismos ridículos y poco justificables, que de eso en esta Hispania de zambomba defectuosa y zuarriagazo vivo sabemos un rato largo y así nos ha ido y nos va...

Y a los Reyes Magos de Oriente les pido que  nos guíen como buenamente les salga de los mismísmos y que nos libren de yernísimos ávidos de solidaridades  millonarias, de los Escuadrones Buenistas del Séptimo Día Solidario de Armani,  de las Brigadas Solidaristas de la Séptima Solidaridad Solidaria de Gucci porque en ellos ni está la Verdad ni se espera que esté y además nos salen carísimos.  Que para manifestaciones solidarias de todo a cien ya tenemos el Facebook que al menos no hace daño ni pupa a nadie y encima sale gratis. Si es que hasta las corrupciones nos salen más caras con esto del euro. Debe ser cosa del redondeo y la inflación

Por ello, insisto, a todos los incomprensibles seres humanos  que pululan por estos lares de infausto recuerdo,  les deseo un FELIZ 2012 sin trampa, sin cartón, sin ambages y sin más preámbulos. Dicho queda. Lo juro por Snoopy, por la gloria de Frank Zappa y por el mismísimo gen recesivo del Cid Campeador por línea materna descendente.



sábado, 17 de diciembre de 2011

Okupaciones navideñas y otros buenos deseos

Un año más las sufridas muñecas de Famosa se dirigen al portal en desordenado  tropel, lo cual visto desde el portal debe acojonar de forma notable porque  no hay San José capaz de mantener la compostura en su sitio viendo venir semejante horda de muñecas y muñequetes caminando en plan  The Walking Dead sólo que en versión Toys "R" Us.  Y todo ello mientras profieren estridentes alaridos advirtiendo que vienen, vieja táctica de guerra psicológica que viene a ser un "espérate ahí muchacho, que no sólo estamos yendo sino que además te lo cantamos para que lo vayas rumiando". Una estampa tremenda, oigan. Observen la inquietante escena final y siéntanse como el mismísimo San José viéndolas venir, cosa por otra parte poco novedosa porque San José se pasó media vida, el hombre,  "viéndolas venir" y con la compostura de corbata.

  

Mientras tanto, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se afanan en montar un operativo de vigilancia  por aquello  de que en un portal con tanto movimiento de okupas algo raro se debe cocer. Olfato policial del fino. Y no es de extrañar si consideramos que en el techo del portal  está subido un individuo antisistema de sexo indefinido sin arnés ni nada, vulnerando en bloque toda la normativa de seguridad e higiene en el trabajo y vestido con una túnica de color chillón anunciando  la venida con una cinta de esas que se ponen en las coronas mortuorias con dedicatorias del estilo "Tu tía Gloria no te olvida", pero manipulada para que simplemente diga: "Gloria" que si lo piensan un poco es de género gore que te pasas. Por otra parte, las alas son un claro indicio de consumo de sustancias psicotrópicas en general  . Ya se sabe que a esta gentuza hay que amarrarla corta...


Y como cada año,  el magistrado juez habrá dictado orden de desalojo del portal para el día 25 de diciembre a las 8:00 a.m. y San José alegará suplicante que no puede poner fin a la okupación porque los Reyes Magos de Oriente  no llegan hasta el día 6 para entregar sus presentes al niño y sería hacerles un feo. 

-!Haga usted un poder, que son doce días de nada Señor Secretario! - Y el secretario Judicial asiente displicentemente mientras el cabo Gutiérrez avisa a los de la Brigada de Estupefacientes de que se preparen para desarticular una banda de traficantes que lo traen calentito no sin antes advertirles que se trata de  una banda que viene de Oriente y por tanto no se andan con bobadas. Y es que ya se sabe como se las gastan  las Bandas del Este 

Y con un poco de suerte, el día 28 otra patrulla acudirá al portal a requerimiento de un grupo de ciudadanos indignados porque en el portal no se respetan las más elementales normas de paridad resumidas en dos sencillas fórmulas. Esto es:

  1. Una mula + un buey =  atendiendo a identidades de género la cosa tiene un pase
  2. Un señor + una señora + un niño =  Mal. No hay paridad.

Y así todos se respetaron más o menos en relativa paz, aproximada concordia e incontenibles recelos mutuos  al menos hasta el día 7 u 8, fecha a partir de la cual  se permite retornar al uso recurrente  de la colleja viva,  al patadón escrotoentrepiérnico y a insultar adecuadamente a cuñados y vecinos.


PS: A todos los pacientes lectores, gracias por pensar, por existir, por ser y por estar.
¡FELIZ NAVIDAD!

sábado, 3 de diciembre de 2011

El Gran Jefe Blanco

Como habitualmente por estos lares suelen salir a relucir los casos y cosas de la actualidad ibérica, hoy propongo cambiar de tercio torero por un momento, para  luego volver a lo nuestro. Vamos a darnos una vuelta rapidita hasta la América del Norte de mediados del Siglo XIX, cuando el hombre blanco anglosajón se dedicaba a rematar la faena que los hombres blancos españoles y portugueses ya habíamos rematado siglos atrás en el sur del continente arrasando con todo, que es una cosa que históricamente también se nos da de miedo. Eso y curar jamones, lo que más oigan.

Hablemos en concreto del  Gran Jefe Seattle, que por si fuera o fuese poco no sólo era un señor muy mayor sino que encima era indio y cabeza visible de las tribus Dewamish y Suquamish  , lo cual por aquel entonces no dejaba de ser una desgracia como otra cualquiera.  Estas tribus habían tenido la poca vista histórica de asentarse en lo que luego sería el estado de "Guachintón", con el problemón que supone que te recalifiquen los terrenos  y te planten la Casa Blanca en mitad del medio del porche de tu tipi. El mercado inmobiliario ya hacía de las suyas en aquellos tiempos. El caso es que el Gran Jefe indio  recibió una  oferta de compra de las tierras que habitaban él y los suyos desde tiempos inmemoriales  por parte del  Gran Jefe blanco Franklin Pierce que era otro señor no tan mayor, blanco, y Presidente de los Estados Unidos a través del primer gobernador de Washington, Isaac Stevens, que era el Jefe Blanco local y no se andaba con demasiadas bromas. En definitiva, lo que se dice un trato de igual a igual.


Básicamente  a cambio de un puñado de parné, y tal vez de algunas cajas de agua de fuego por aquello de olvidar las penas, los sufridos indios debían trasladarse a una reserva donde seguir con sus usos y costumbres, pero sin molestar  a los colonos blancos  más de lo estrictamente necesario para que el progreso pudiera progresar progresivamente y a sus anchas. En definitiva, un nuevo episodio del tristemente famoso "Quítate tú pa ponerme yo o te meto una que te avío con vistas a la calle". Y entonces se supone que el Gran Jefe indio en su sabiduría, se dio por desflorado y  como casi siempre que hay sexo no seguro dio a luz, en este caso a su famosa carta de respuesta al Gran Jefe Blanco que ha llegado hasta nuestros días probablemente cargada de licencias poéticas y lenguaje modernizado,  pero que en esencia venía a decir lo siguiente:

"Mire usted,  tengo clarito que voy a vender los terruños y retirarme con los míos  mayormente porque no me queda otra. Eso sí: que sepa el Padre Blanco y su consejo de sabios que con todo respeto me defeco en sus insignes muelas y que el firmamento y la tumba de nuestros mayores por más que se empeñen ustedes no tienen precio, porque la tierra no pertenece al hombre. Y le digo más: es el hombre el que pertenece a la tierra, cosa que además de ser cierta queda muy bonita y aparente. Pero como  sus pistolones y escopetas recortás, no lo voy a negar, acojonan bastante, vamos a firmar y aquí paz y después gloria. He dicho". 

Y de este modo el Gran Jefe ejerció su derecho al pataleo frente al hombre blanco, cosa que al hombre blanco le importó medio huevo de pato por aquello de que ya estaba habituado a pisarle la cabeza al hombre negro, así es que pisársela a etnias de otros colores sólo era una cuestión de depurar la técnica.

Y fue entonces cuando se acuñó el término "hacer el indio"

Todo este desvarío viene a cuento de aquella frase célebre a la que tanto recurrimos y que en su forma abreviada dice: "Nada nuevo hay bajo el sol..." y cuya segunda parte es mucho más molona y dice: "...pero ¡Cuántas cosas viejas hay que desconocemos!".  Como ven, esto desmonta el mito de que segundas partes nunca fueron buenas. Y como en el presente tenemos lo que tenemos, a lo mejor no está de más echar un vistazo al pasado de vez en cuando para refrescarnos la memoria y con un poco de suerte tratar de entender que por más que la sinfonía unas veces la dirige Epi y otras veces la dirige Blas, la partitura siempre es la misma y los profesores de la orquesta siguen siendo vecinos de Barrio Sésamo. Eso sí, al menos ahora no es obligatorio aplaudir tras el "chimpún" final. Algo es algo.

Y seguimos bailando al son de la Danza de la Lluvia a ver si los dioses se dignan a reverdecer las praderas en las que antaño pastaban los bisontes y guerreando con la tribu del pueblo de al lado porque los colores son los colores y cada uno le reza con fervor a Manitú aunque la lluvia pase de largo y remoje más unas tierras que otras.

Y es que me temo que con la realidad ocurre como con los cuescos inoportunos:  nadie ha sido, pero el caso es que no hay quien pare en el ascensor.  Y en esas estamos, haciendo el indio y bajándonos en el tercero aunque en realidad queríamos ir al quinto. Somos así.

Y entre tanto, los Grandes Jefes Blancos del mundo mundial siguen a lo suyo discutiendo sobre el sexo de los ángeles sin querer darse cuenta de que  por la espalda les vienen Grandes Jefes de otros colores con ganas de batirse el cobre a golpe de talonario y zurriagazo. Pero no importa, porque nos pintaremos de nuevo con colores de guerra y nos iremos otra vez a medirles el lomo a los de la tribu de al lado que no tienen nada que ver, pero  nos pillan más cerca y además nos caen fatal.

 Ya se sabe que a cada bisonte le llega su San Martín y no están las cosas para danzas y menos aún para lluvias. Lo que sí está claro es que nos va a tocar hacerle unas cuantas ofrendas a Manitú. Ver veremos.